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lunes, 29 de abril de 2013

El manual del sexo de “Aristóteles” y sus curiosas ideas

Un texto prohibido durante dos siglos en Inglaterra, revela la manera de pensar de antaño acerca del sexo. Use el acto solo para procrear, porque “las mujeres en general están más contentas teniendo algo bien hecho, una vez, que algo mal hecho frecuentemente”, aconsejan.

Conocida como la obra maestra de Aristóteles, un manual del siglo XVIII se difundió clandestinamente en el Reino Unido tras su publicación, por contener información tabú para la época, como las relaciones sexuales, y cómo una pareja recién casada debía iniciar su vida íntima.

Y en enero de este 2013, una de sus copias fue subastada en Edimburgo, trayendo al recuerdo una serie de conceptos e ideas que hoy llaman la atención, acerca de cómo en la antigüedad miraban la vida sexual.




“The Aristotle’s Compleat Master-Piece” recién pudo ser distribuido con completa libertad en 1960, después de dos siglos en que distintos impresores se avergonzaban o temían poner sus firmas en las nuevas publicaciones y luego ser perseguidos como indecentes.

Según los expertos, el verdadero autor de esta curiosa joya de la antigüedad es desconocido, pero en su minuto, se le atribuyó su creación al mismísimo filósofo griego, Artistóteles, como una forma de aumentarle el prestigio al texto.

Éste describe cosas como el tipo de luna que debe haber para que un hijo salga hombre o mujer, además de insinuar que el poder imaginativo de una mujer, en el momento de concebir un hijo, puede lograr que su hijo salga con determinadas características. Por ejemplo, una pareja blanca podría tener descendencia negra, si la madre piensa en un hombre de esa raza, mientras está teniendo relaciones con su marido.

Para explicar la “cópula carnal”, el manual la describe como un acto natural de hombres y mujeres para engendrar, a través de los “instrumentos” hechos para ese propósito. Por ende, la religiosidad indica que es un pecado utilizarlos para otros fines.

El acto sexual, “moderado” y “legítimo”, despeja la mente y expulsa la melancolía, asegura. Y, por otro lado, la “omisión del acto” puede acarrear oscurecimiento de la vista, mareos, y, en el caso específico de los hombres, la retención de su “semilla”, podría traer otros males.

Asimismo, la cópula carnal “inmoderada” puede ser dañina, ya que “seca el cuerpo” y hasta acorta la vida, tal como se ve en los gorriones que, al ser frecuentes copuladores, solo viven tres años, explica el texto.

El despilfarro de tener relaciones sexuales si no es para tener hijos

Esta “obra maestra” hace un llamado a los hombres a no caer en la infidelidad, tachándola de “corrupta” y una fuente de enfermedades. Y describe al matrimonio como algo visto por muchos de sus contemporáneos, “como el yugo más insoportable”, al no permitir dar rienda suelta a los “apetitos desenfrenados”.

Sin embargo, el desconocido autor defiende el papel de la cónyuge, como la mejor compañera en las buenas y en las malas. “Cuánta más satisfacción recibe un hombre en los brazos de una amante esposa, que en los flirteos lascivos de una prostituta mentirosa”, dice, sin tapujos.

En una época en la que se ponía especial preocupación en que las mujeres llegaran vírgenes al matrimonio -con orgullo, como señal de que “no ha conocido varón”-, el texto pide poner atención en los alimentos salados o picantes, que calientan más el cuerpo y puede acarrear a las jóvenes damiselas serios problemas, y una horrible mancha en la honra de la familia.

Con todo, y consciente de que hay algunas parejas que no desean tener hijos y aún así son “aficionados a los abrazos nocturnos”, el manual se aventura a dar unas recomendaciones para el buen desempeño, esperando con ello, no ruborizar el “oído casto”.

Algunos de éstos son:

- Dejar las preocupaciones y el trabajo fuera de la cabeza, al momento de tener relaciones sexuales, dejando al espíritu vital y animal y al aprecio de la belleza de de la pareja, estimular y fortalecer las fantasías.

- “Si en lugar de belleza hay algo parecido a imperfección o deformidad (porque la naturaleza no es generosa con todos) que sean tapados con un velo de oscuridad y olvido”, aconseja.

- “Cuando el acto del coito ha terminado, y el novio ha hecho lo que la naturaleza lo motivó hacer, él debe tener cuidado de no retirarse precipitadamente del campo del amor, no sea que, al hacer eso, deje que entre frío al vientre, lo que podría tener consecuencias peligrosas”.

Tras dejar descansar a la mujer, esperando el milagro de la vida, se debe recordar, según el texto, que “estas citas amorosas no deben repetirse hasta que la concepción esté confirmada”. Al novio, por su parte, se le pide especial cuidado en no despilfarrar energía en el acto sexual, o sea, no acostarse con su esposa en reiteradas ocasiones, “ya que las mujeres, en general, están más contentas teniendo algo bien hecho una vez, que algo mal hecho frecuentemente”.

Como tip, el prohibido texto explica que una forma de saber si se ha engendrado, es ver si se ha hinchado una vena en los párpados inferiores de la mujer.

Si aún no se está seguro, dice, basta dejar orina durante tres días en un vaso o botella, para luego colarlo a través de un trapo de lino. “Si percibe pequeñas criaturas viviendo ahí, inmediatamente puede concluir que se ha concebido”.

De igual forma, y para reforzar este antiguo test de embarazo, se puede tomar una ortiga y dejarla reposar en la orina durante toda una noche. Si en la mañana aparecen puntitos rojos, ¡felicitaciones!, serán padres.


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