Al joven actor le gustaba pisar el acelerador, a pesar de protagonizar campañas de tráfico contra el exceso de velocidad. Un hobby que le llevó a la tumba. ¿O quizá el culpable fue su coche? Durante el rodaje de Gigante, película que se estrenó dos meses después de su muerte, James Dean se compró unPorsche 550 RS Spyder. Todo un señor deportivo de los años 50, que equipaba un motor de 110 CV de potencia capaz de llegar a los 220 km/h. El actor lo bautizó ‘Little Bastard’ (pequeño bastardo), quizá haciendo referencia a lo difícil que era manejar su endiablada propulsión trasera.
Su bastidor era 2Z77767, unos números que parecían portar una maldición. El 30 de septiembre de 1955, James Dean se dirigía a una carrera que se iba a celebrar en Paso de Robles (Salinas, California). Al llegar al cruce de la ruta 446 con la 41, chocó contra un Ford Tudor que iba excediendo el límite de velocidad. Algunas fuentes aseguran que la estrella conducía a una velocidad moderada y qué sólo el otro conductor tuvo la culpa, pero otras exponen que ambos circulaban demasiado rápido. Sea como fuere, Dean murió en el acto. Su acompañante, el mecánico y amigo del actor Rolf Weutherich, corrió mejor suerte: ‘sólo’ se fracturó la clavícula y una pierna.
George Barris, famoso ‘tunero’ de Chicago que ha elaborado numerosos coches famosos del mundo del espectáculo (el Batmóvil de los años 60, el mismísimo Coche Fantástico o el Ecto-1 de los Cazafantasmas),decidió quedarse con el destrozado Little Bastard y aprovechar algunas de las partes que podían ser útiles tras el accidente. No en vano se trataba del coche de una estrella de Hollywood.
El Porsche 550 fue trasladado a su taller. Al bajarlo del camión, las cuerdas que lo sostenían se rompieron y el deportivo cayó sobre uno de los mecánicos, partiéndole las dos piernas. Esta fue la primera de una larga lista de desgracias que envolvieron a los coches y conductores que equiparon algunos de sus componentes.
Dos de las ruedas de Little Bastard pasaron a formar parte de un automóvil de competición. En medio de la carrera, ambos neumáticos estallaron y el coche se estrelló contra uno de los rivales. El corredor no murió, pero estuvo varios días en coma. Por otro lado, Barris vendió el eje de transmisión y el motor a dos pilotos, uno de ellos un médico aficionado a las carreras. Durante la competición, ambos coches sufrieron una brutal colisión que acabó con la vida de sus ocupantes.
Temeroso de ser alcanzado por la maldición, Barris decidió deshacerse de la carrocería y el chasis. El Porsche de James Dean fue a parar a un museo de Sacramento (California, EEUU) para ilustrar los peligros de la velocidad en carretera. Aunque parezca increíble, Little Bastard cayó del pedestal donde estaba expuesto y le rompió la cadera a un joven visitante.
Finalmente, sus dueños decidieron llevarlo al desguace y destruirlo. Mientras era transportado a Nueva Orleans, el camión que lo llevaba fue alcanzado por un automóvil. El conductor del coche salió despedido para ‘enterrarse’ bajo las ruedas de Little Bastard y fenecer. Hasta el día de su ‘muerte’, este Porsche ‘del Averno’ se llevó la vida de cuatro personas y causó heridas de gravedad a otras cuatro. ¿Casualidad?, he aquí el misterio.
Fuente.http://tejiendoelmundo.wordpress.com/2011/04/07/little-bastard-el-coche-maldito-de-james-dean/ y http://www.diariomotor.com/2010/02/12/little-bastard-el-porsche-550-spyder-maldito-de-james-dean/
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