lunes, 5 de enero de 2015

El enorme fuerte que ocupó el Parque del Retiro

Durante unos años un impresionante fuerte ocupó buena parte de la superficie del Parque del Retiro, hoy lo recordamos.
Es surcado, cada día, por miles de personas que lo disfrutan de manera armoniosa. Bien sea haciendo deporte, paseando de la mano de modo romántico o fotografiando cada uno de sus bellos parajes, el apacible Parque del Retiro supone una fuente inagotable de secretos. De algunos, como el que hoy quiero hablaros no queda ninguna evidencia física en el lugar pero sí varios documentos gráficos que revelan su sorprendente, y efímera, existencia. Hoy hablamos de una impresionante fortificación que, durante cerca de un lustro, ocupó buena parte de la superficie de este pulmón de Madrid.

Hay que remontarse a los inicios del Siglo XIX para hablar del secreto que hoy nos ocupa. El contexto no es otro que la intensa y convulsa Guerra de la Independencia (1808-1813) en la que, como sabréis, las tropas de Napoleón intentaron hacerse con el control de España. Resulta que durante este conflicto bélico los franceses convirtieron el Retiro en su cuartel general, causando graves daños al espacio existente y levantando una serie de baluartes y baterías e instalando allí sus piezas de artillería. Algo que nos cuesta imaginar viendo el remanso de paz que es en la actualidad.



Resulta que, aprovechando que se encuentra en uno de los puntos más elevados de Madrid y medianamente aislado del casco urbano, el General Murat optó por que sus hombres construyesen y se instalasen en él un gran fuerte, con una ciudadela estrellada en su interior. Se levantó en el sur para de este modo aprovechar el desnivel y elevarse sobre la zona de Atocha. Como curiosidad indicar que, durante este tiempo, el propio Murat degustaba en su mesa de pescado fresco procedente del estanque del Retiro. (Una elección un tanto arriesgada de haberlo hecho en la actualidad).

El tiempo que duró la guerra hasta 2.000 soldados franceses se instalaron en el parque, acampados en sus jardines. Las numerosas hogueras y continuas podas para aprovisionarse de leña dejaron este icónico espacio en un estado lamentable. Cuando los ingleses consiguieron entrar en Madrid lo primero que hicieron fue acudir a este fuerte y arrasarlo, después de apoderarse de 180 cañones y unos 20.000 fusiles que allí estaban almacenados.Después fueron los propios madrileños los que, movidos por la ira, acudieron al parque y tumbaron abajo cualquier resto de esta construcción que tanto dolor representaba.

Para que os hagáis una idea, el punto donde hoy se alza la Fuente del Ángel Caído era el centro geográfico de aquella inmensa fortificación que a lo largo de varios años cambió la cara y el sentido del Retiro. Por suerte, aún queda algún manuscrito, como éste, donde se puede ver claramente cuál fue el aspecto que este querido lugar de Madrid ofreció durante la Guerra de la Independencia. Un testimonio tan revelador como sorprendente.

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