Despellejar a la víctima.
Acabar con la vida de alguien puede hacerse de muchas maneras, pero algunas son más crueles que otras. La primera es el despellejamiento. La técnica es «sencilla»: arrancar toda la piel de la víctima mientras sigue viva. Al final la muerte se producía por desangramiento o por infección. Esta técnica era muy usada en la Edad Media y se buscaba, además de la muerte, dar ejemplo. Para ellos la piel arrancada se exponía públicamente.
La muerte de los mil cortes.
Especialidad china entre el año 900 antes de Cristo y el siglo XVIII. No se puede decir por lo tanto que haga tanto tiempo de su uso. Buscaba además de la muerte -lenta y dolorosa-, humillar a la víctima. Conocida como «la muerte de los mil cortes», consistía en amputar poco a poco los miembros por muchos pequeños cortes en el cuerpo. Se ataba a la víctima a un poste y se le administraba droga para que se mantuviese despierto durante el proceso. Entonces se iniciaba el proceso y se iban poniendo los trozos de cuerpos cortados delante del torturado. La muerte no llegaba hasta horas después, cuando se decapitaba o arrancaba el corazón al desafortunado.
Serrado por la mitad
Esta barbaridad para acabar con la vida de alguien era especialmente dolorosa. La víctima era consciente durante muchos minutos de lo que se le estaba haciendo. Colgado boca abajo, le cortaba en dos desde las nalgas, siguiendo la línea de la columna. Dos personas eran necesarias para llevar a cabo el aserramiento de la víctima hasta llegar a la cabeza, por lo difícil de cortar un cuerpo humano en dos. Hasta el siglo XV era un método de ajusticiamiento usado en Europa y algunas partes de Asia.
El desentrañamiento
Consiste en extraer uno o varios órganos a la víctima a través de la barriga. Llegó a modenizarse y hacerse más sofisticado con el uso de animales: usaban ratas metidas en un cubo que solo encontraban salida a su encierro haciendo un agujero a través de la víctima. Se usaba para castigar a ladrones y acusados de adulterio.
Hervido a fuego lento
Como su nombre indica, consistía en cocer a la víctima. El proceso es el mismo que al hervir salchichas: la carne se hincha hasta reventar la piel. Cuesta imaginar cómo sienta eso en el cuerpo humano. Hay evidencias de ese tipo de muertes en casi todas partes del mundo y en casi todas las épocas de la historia.
Es curioso pero no deja de ser un poco macabro, se me han puesto los pelos de punta al leerlo.
ResponderEliminarPienso igual que Juan Garrido, Será historia pero la descripción la encuentro desagradable y morbosa.
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