Esta experiencia de la incomprensión está ahora al alcance de casi todo el mundo gracias al turismo, pero no es nueva y está anclada en la lengua y en la cultura en forma de expresiones idiomáticas. En español cuando no entendemos algo decimos:
Esto me suena a chino
A los alemanes, en cambio, lo raro les suena a español:
Das kommt mir Spanisch vor
No son los únicos que tienen esta idea de nuestro país como un lugar exótico, incomprensible. Para los checos, algo que no se entiende es un pueblo español:
To je pro mě španělská vesnice
Pero las relaciones cruzadas de incomprensión entre los pueblos no se acaban ahí, porque para los alemanes eso mismo son pueblos de Bohemia:
Das sind mir böhmische Dörfer
Y los polacos dicen que es como tragarse un sermón en turco:
Być na tureckim kazaniu
Son muchas las expresiones de este tipo. La lengua incomprensible va cambiando según países y culturas. Para los franceses es el griego (“C’est du grec pour moi”) y para los ingleses también (“It’s greek to me!”); para los italianos, el árabe (“Per me è arabo”); para los finlandenses, el hebreo (“Se on minulle hepreaa”). Estos son solo algunos ejemplos; se pueden encontrar diversas variantes en estas lenguas y metáforas parecidas en otras.
Volviendo a la imagen de los españoles, para los franceses hablar francés como una vaca española es hablarlo muy mal:
Parler français comme une vache espagnole
Vamos, que no hay quien nos entienda (se ve que enseguida se corrió la voz por Europa de que no se nos daban muy bien los idiomas).
Eso sí, el temperamento español se ha ganado a pulso su fama en el extranjero y por eso en alemán (en inglés también) se dice de quien tiene mucho amor propio que es orgulloso como un español:
Stolz wie ein Spanier!
En fin, no es lo peor que se puede ser. Esperemos que haya quedado en eso la imagen que hemos ido dando por el mundo durante estos meses de verano.
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