El bosque sumergido de Traful

Las cristalinas aguas del lago Traful esconden un secreto: un bosque de cipreses sumergido a más de 30 metros de profundidad.


Desde hace más de medio siglo el bosque acuático de Traful se ha convertido en uno de los lugares más visitados de la Patagonia, y en uno de los paisajes más buscados y reclamados por los fotógrafos de naturaleza, por los cazadores de paisajes mágicos y por los amantes del submarinismo.
El lago Traful está en el departamento Los Lagos en la provincia de Neuquén, al sur de Argentina en el Parque Natural de Nahuel Huapi. Con una superficie de 80 km2, sirve como nacimiento al río Traful, uno de los afluentes del Limay, el más caudaloso de la Patagonia. Lo más curioso de este lago es que alberga un bosque acuático de cipreses ccon ejemplares que pueden alcanzar los 35 metros de altura, dejándose ver desde la superficie cuando el lago tiene menos agua.

Los bosques acuáticos

La presencia de bosques sumergidos es bastante común en algunas zonas del Pacífico. Los más conocidos, seguramente por su espectacularidad, son los bosques de laminarias, espacios subacuáticos poblados por densas y largas algas que pueden alcanzar los 80 metros de altura y llegar a confundirse con grandes bosques frondosos. Bajo este manto de nutrientes naturales encontramos algunos de los ecosistemas más ricos y variados del planeta, con especies variadas tanto de flora como de fauna, pero con una particularidad, no se trata de un bosque como tal.

También es muy conocido el bosque sumergido del lago Keylar en la India. Pero el bosque acuático de Traful tiene la peculiaridad de albergar una especie que normalmente crece en sus montañas y que, casi de forma mágica, ha acabado por habitar el fondo de este lago, convirtiéndose en una imitación de lo que podemos ver en el paisaje fuera del agua.




¿Cómo se formó este bosque?

La flora que encontramos en los en los alrededores del lago, en sus montañas y en sus laderas, es la típica de un paraje andino patagónico. Se compone básicamente de bosques muy altos en los que destacan especies típicas como el ciprés de la cordillera (Austrocedrus chilensis), el ñire o haya antártica (Nothofagus antarctica ), la lenga o roble blanco (Nothofagus pumilio) y cohiue (Nothofagus dombeyi). Al alejarse de la cuenca del lago el paisaje se vuelve ecotonal, con vegetación de transición entre el bosque y la estepa semiárida.

 El culpable de que algunos cipreses cambiaran la superficie por el fondo del lago fue el terremoto que sacudió fuertemente la zona en el año 1960. Como consecuencia del seísmo se produjo el desmoronamiento de una ladera llena de cipreses que se sumergieron en el lago. Aunque resulte extraño, estos los árboles echaron raíces y a día de hoy todavía sobreviven más de sesenta ejemplares, que han cambiado la montaña por la vida submarina. Además, y sabiendo que el ciprés es una de las especies vegetales más longevas que se conoce, y su madera es extremadamente resistente, podemos pensar que a este bosque le queda mucho tiempo por delante.



Cipreses, árboles que vienen del otro mundo

La mitología considera los cipreses como unos árboles mágicos ya que su tronco se alza hasta el cielo, habitado por los dioses, y las raices descienden hasta las entrañas de la tierra. Por eso todas las civilizaciones consideran estos árboles como un símbolo de unión entre el cielo y la tierra, entre los vivos y los muertos, entre lo sagrado y lo profano.

A los cipreses también se les considera de otro mundo porque son extremadamente longevos, y conservan durante toda su vida su verdor, siendo conocidos también como arboles de la vida. En la cultura mediterránea los cipreses son típicos de los cementerios por simbolizar la muerte.

Quién sabe si fue este origen mítico el que hizo que Van Gogh los tomara como árboles de referencia y que los inmortalizara en algunas de sus obras más conocidas.
Fuente.http://www.espores.org/index.php?option=com_k2&view=item&id=102%3Ael-bosc-submergit-de-traful&Itemid=61&lang=es