Miembro de Rusticae, el Castell D’Empordá es un alojamiento singular fruto de la fantasía de un lugar mágico que se alzó como edificio noble de la familiar Margarit (al servicio de Cristóbal Colón) y que en 1973 quiso Dalí comprar para regalar a su esposa Gala. Sin embargo, el artista quiso comprarlo con su obra y el propietario, Pedro Arpa, sólo aceptó cobrar efectivo. Las desavenencias le llevaron a adquirir finalmente el Castillo de Púbol.
Son estos relatos y sus muros de piedra los que protegen la leyenda y la agrandan de la mano de Albert y Margo, que adquirieron el castillo en 1999 en estado de abandono para hacer su sueño realidad. Sus habitaciones con vistas a los prados y campos del Ampurdán están decoradas con materiales de todo el mundo, creando una atmósfera tranquila y dando a los centenarios muros de piedra la calidez propia de un alojamiento con carácter.
Son estos relatos y sus muros de piedra los que protegen la leyenda y la agrandan de la mano de Albert y Margo, que adquirieron el castillo en 1999 en estado de abandono para hacer su sueño realidad. Sus habitaciones con vistas a los prados y campos del Ampurdán están decoradas con materiales de todo el mundo, creando una atmósfera tranquila y dando a los centenarios muros de piedra la calidez propia de un alojamiento con carácter.
Otro de los secretos que Castell D’Empordá esconde es el mayor modelo a escala de la batalla de Waterloo, creado por Albert después de casi 20 años de trabajo. En total son 18 metros cuadrados de representación con 2.000 soldados de plomo y 500 caballos pintados a mano. En realidad se trata de un homenaje familiar, ya que su tatarabuelo formaba parte de la armada de Napoleón.
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