La compañía estadounidense, una de las pioneras en el mundo de la exploración de aguas profundas, anunció hoy que hasta el momento ha recuperado unas 48 toneladas de lingotes de plata que se encontraban en un pecio descubierto a la impresionante profundidad de 4.700 metros bajo el nivel del mar.
Se trata de los restos del SS Gairsoppa, un carguero británico de unos 125 metros de eslora que fue torpedeado por fuerzas alemanas en febrero de 1941, durante la II Guerra Mundial, con 200 toneladas de plata abordo.
En junio la compañía con sede en Tampa (Florida) anunció que, tras los trabajos preliminares, iniciaría las tareas de recuperación del cargamento y hoy, un mes después, detalló que un total de 1.203 lingotes ya han sido extraídos y enviados a un lugar seguro del Reino Unido.
Sólo con la cantidad extraída hasta el momento Odyssey asegura que ya se puede hablar de "la carga más pesada y profunda de metales preciosos que jamás se haya recuperado de un pecio".
Su intención es recuperar el resto antes de octubre y, al contrario de lo que le ocurrió con su último gran proyecto -que el enfrentó durante años a las autoridades españolas- en este caso tiene un acuerdo cerrado con Reino Unido para quedarse con el 80 % del material que recupere.
En la II Guerra Mundial las autoridades británicas aseguraron la plata que era de propiedad privada, así que cuando ésta se hundió, se indemnizó a los propietarios y el Gobierno pasó a ser el dueño, lo que elimina el riesgo de que algún particular la reclame, tal y como ocurrió también con parte del tesoro extraído del barco español Nuestra Señora de las Mercedes.
Odyssey también buscará plata en un pecio cercano, el del SS Mantola, hundido en la I Guerra Mundial, como parte de esta misma operación, que, según el responsable ejecutivo de Odyssey, Greg Stemm, es "compleja", pero demuestra la capacidad de la empresa para "llevar a cabo tareas complejas en el océano profundo".
En un comunicado, el directivo se mostró hoy convencido de que "comienza un nuevo paradigma en la forma de trabajar de Odyssey", con proyectos que requieran más tecnología punta.
En ese sentido, su presidente, Mark Gordon, añadió que la localización y rápido acceso a este pecio ponen de manifiesto "la viabilidad de modelo de negocio que hemos desarrollado para identificar y recuperar el conocimiento histórico y valor económico de bienes públicos que de otra forma se perderían".
Esta anuncio y esta defensa de la viabilidad de la compañía tienen lugar precisamente el mismo día en que Odyssey ha adelantado a sus accionistas las cifras con las que espera cerrar su segundo trimestre. Los datos definitivos se conocerán a comienzos de agosto.
Estas cifras muestran cómo las pérdidas netas se dispararon en el segundo trimestre hasta los 15 millones de dólares, frente a los 1,9 millones del mismo periodo del año anterior.
Ello se debe a que Odyssey sólo ingresó 1,4 millones de dólares entre abril y junio, lo que supone un descenso 97,7 % respecto al mismo periodo de 2011, debido a que "casi todos los esfuerzos se han destinado a los proyectos de recuperación" en estos pecios.
Por esa misma razón sus gastos operativos se elevaron un 56 %, hasta 12 millones de dólares, aunque la empresa espera "recuperar estos costes a través de la venta de la plata extraída".
A ello hay que sumar otros gastos extraordinarios de 4,9 millones de dólares, derivados en gran parte del ajuste contable de instrumentos derivados financieros que habían perdido valor en el mercado.Así, sus pérdidas del segundo trimestre rondarán previsiblemente los 15,6 millones de dólares, muy cerca de los 16,2 que perdió durante todo 2011.
A comienzos de este mes la compañía obtuvo un crédito de 10 millones de dólares con la que seguirá financiando sus operaciones y que está asegurada precisamente con el cargamento del Gairsoppa y el Mantola, que ha valorado en 15 millones de dólares.
Éste es el primer proyecto de gran calado que anuncia la compañía tras su fracaso en los tribunales estadounidenses por la titularidad del tesoro extraído de la fragata española Nuestra Señora de las Mercedes, valorado en 500 millones de dólares y que se vio obligado a entregar a España el pasado febrero.
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