Henry se vió obligado a dejar sus estudios y ayudar económicamente a su familia,con solo trece años trabajaba de aprendiz de relojero.
Joseph Henry |
Cuentan que tres años después, mientras se encontraba en la granja de unos familiares, Henry por casualidad acaba tropezando con una estantería llena de libros sobre distintos temas. Uno le llamo la atención en concreto, lleno de curiosidad comenzó a hojearlo.
Su nueva afición a la lectura lo llevó a matricularse de nuevo en la escuela, curso sus estudios como uno de los alumnos más aventajados y obtuvo su titulo. Llegado este momento Henry dio clases particulares para sacarse un sobre sueldo, quería ser medico.
Pero una oferta de empleo como supervisor le hizo cambiar de idea, sus interesen se centraron en la ingeniería, empezó trabajando en el campo de la electricidad y el magnetismo formado por corrientes eléctricas
En 1831,consiguió levantar 300 Kg con un electroimán, semanas mas tarde levantó una tonelada, además de inventar el telégrafo y, en 1835, modificó su invento para que se pudiese usar a largas distancias. No lo patentó y se olvidó del proyecto.
Fue Samuel Morse, que enterado de los trabajos de Henry centró todo su interés en aquella patente.
Samuel era hijo de un geógrafo, su padre pagó para el los mejores colegios y termino sus estudios en la universidad de Yale. Sus profesores decían que no era un alumno fácil.
Samuel Morse |
Morse, no solo robo la idea de los papeles de Henry, sino que cuando en un momento de su investigación se quedó trabado no dudó en llamar a Henry para que este lo ayudase.
Curiosamente Henry acepta la propuesta y asiste a Morse en su trabajo.
Durante los años siguientes Morse se dedicará a mostrar "su invento" a diversos hombres de negocios buscando un apoyo económico que no tardó en llegar de manos de un comité del congreso.
Después de varias demostraciones, Morse se hizo inmensamente rico y famoso. Rehusó darle siquiera el menor crédito al inventor original.
Los malos siempre vencen.
ResponderEliminarEn cierto modo produce admiración la frialdad y la elegancia de los genios que -probablemente tantos- colaboraron con el desarrollo de la modernidad y de quienes jamás se supo nada. Homenajeemos a Joseph Henry.
Este es nuestro humilde homenaje. Saludos Marc!
ResponderEliminarPensaba que algo semejante ocurrió con Graham Bell y su teléfono. Aunque ahora se sepa que él fue, simplemente, el primero en patentarlo, hubo un tiempo -y largo- en que se creyó que fue en realidad el inventor de tal artilugio.
ResponderEliminarHe leído (al rememorar la historia) que Meucci lo quiso llamar teletrófono.
Un saludo, Jose.