Utilizando reflectología de infrarrojos, científicos descubrieron un pequeño autorretrato de Caravaggio escondido en “Baco”, una de sus obras más aclamadas. Se trata de un pequeño detalle en la jarra de vino. El rostro fue visto por primera vez en 1922, mientras el lienzo era limpiado por un restaurador italiano. Sin embargo, la falta de tecnología impidió que se llegara a la verdad, y tras una pésima restauración la imagen se fue oscureciendo gradualmente hasta ser invisible.
Por suerte, la curiosidad se mantuvo y gracias a técnicas científicas más avanzadas, hoy podemos apreciar la “Selfie barroca” de Caravaggio.
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