El más famoso fue la cena que le dió su hermano el día de su entrada en Roma. Dícese que sirvieron en ella dos mil peces de los más exquisitos y siete mil aves.
Un día en el Circo Máximo Vitelio ordenó que la guardia imperial asesinara a 50 personas que habían abucheado a su auriga preferido.
El mismo puso colmo a esta suntuosidad con la inauguración de un plato de enormes dimensiones, al que llamaba fastuosamente escudo de Minerva protectora de la ciudad. Habían mezclado en él hígado de escaro, sesos de faisanes, lenguas de flamencos y huevas de lampreas. Los capitanes de sus navíos y sus trirremes habían ido a buscar todo esto desde el país de los partos hasta el mar de España. Su voracidad no era solamente inmensa, sino también repugnante y desordenada.
Un día en el Circo Máximo Vitelio ordenó que la guardia imperial asesinara a 50 personas que habían abucheado a su auriga preferido.
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