Contaban con un mostrador en forma de L hacia la calle con unas hornacinas circulares que les permitían mantener los alimentos preparados bien fríos bien calientes. Los clientes llegaban tomaban sus alimentos y los pagaban en el mostrador.
Una vez pagados podían marcharse para comer en la calle o pasar al comedor, el triclinio, zona decorada con bellos frescos. Allí te reunías con tus amigos, charlabas y alternabas bebiendo los ricos vinos de la región.
También contaban con el viridarium, un jardín cerrado para disfrutar de tu comida o cena con vistas al exterior. ¿No os recuerda a uno de nuestros locales?
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