No hay pruebas arqueológicas de ello. De la época vikinga nos ha llegado solo un casco, el de un jefe noruego (de hacia el año 900). Existen, sin embargo, algunas representaciones pertenecientes a la Edad del Hierro en las que sí aparecen figuras masculinas con barba, casco y dos cuernos. Es el caso de la pequeña placa de bronce hallada a finales del siglo XIX en Torslunda, en la isla sueca de Öland, cuya datación se remonta al siglo VI. Los expertos creen que los cuernos podrían ser atributos utilizados en ocasiones especiales, en celebraciones de carácter ritual. Es posible que la imagen de Torslunda influyera en las representaciones de los vikingos que se popularizaron más tarde, ya en el siglo XX. También hay que atribuir en parte el cliché del casco vikingo con cuernos al compositor alemán Richard Wagner, quien vistió de semejante guisa a sus héroes del ciclo de cuatro óperas épicas El anillo del nibelungo (1848-1874).
Otro error generalizado es la idea de que las mujeres ejercían un papel secundario en la sociedad vikinga.
Todo lo contrario: en las largas ausencias de los hombres, la administración de las granjas y de la economía recaía en manos de las mujeres, y su presencia era fundamental en todos los ámbitos. Como afirma el arqueólogo inglés Richard Hall, experto en el mundo vikingo, hay constancia de que algunas mujeres acompañaron a los hombres en sus incursiones. También sabemos a través de las inscripciones de las piedras rúnicas que algunas eran propietarias de tierras, que contribuían con sus bienes a obras como la construcción de puentes y que proclamaban sus derecho legales en cuestiones de herencia.
También suele decirse que los vikingos eran endogámicos.
Es falso: los análisis genéticos revelan que se mezclaban con otros pueblos. Por ejemplo, la ocupante de una tumba real de Oseberg, cerca de Oslo, tenía ascendientes oriundos del la región del mar Negro.
Los barcos drakkar llevaban velas listadas.
Tampoco tenemos la certeza. Según Anton Englert, del Museo de Barcos Vikingos de Roskilde, Dinamarca, la imagen de las típicas velas a rayas de colores que asociamos a las embarcaciones vikingas procede del tapiz de Bayeux, un gran lienzo bordado del siglo XI que relata la conquista normanda de Inglaterra, que culminó con la batalla de Hastings. En una de las escenas se ve al rey Haroldo II de Inglaterra cruzando con sus naves el Canal de la Mancha hacia Normandía.
Fuente. Aquí
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