Estatuta del Ratoncito Pérez, ubicada en la calle Arenal de Madrid. |
Por extraño que pueda parecer, así fue. Cuando Alfonso XIII era todavía un niño, su carácter miedoso -incluso al perder un diente- hizo que la regente María Cristina, su madre, encargara al padre Luis Coloma, jesuíta, que escribiera un cuento. Coloma redactó un relato de 13 páginas sobre el Rey Buby I (apodo que el pequeño monarca recibía de parte de su madre), que tras perder su primer diente lo colocó debajo de la almohada, junto a una carta, para así recibir la vista del Ratoncito Pérez. Buby I, acompañado por el ratón, recolectaría por la noche los dientes de otros niños y los llevaría a la casita del roedor, que se situaba en la pastelería Carlos Prast, un establecimiento real en el número 8 de la calle Arenal. Allí, Buby, convertido también en ratón, conoce a la familia de su amigo, que vive en una caja de galletitas Huntley, las perferidas del monarca. En dicha calle existen ahora una placa y una pequeña estatua que recuerdan dónde «vivió» el fantástico ratón.
Fuente. Aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario