lunes, 6 de mayo de 2013

El Origen de los Naipes

¿Qué es un naipe?
Una de las principales barreras con las que se encuentran los estudios sobre el origen de los naipes es la dificultad de definir claramente qué es un naipe, ya que ni la materia con la que están hechos (cartulina, papel, seda, marfil...), la forma (naipes rectangulares, cuadrados, redondos, biselados, troquelados...), el contenido (signos españoles, signos alemanes, signos franceses, juegos de familias, cartas de mahjong, naipes educativos, naipes históricos...), o los juegos que con ellas se juegan sirven como criterios de identificación absolutamente determinantes. En los principales museos del mundo dedicados a los naipes pueden encontrarse ejemplos de todos estos tipos de cartas. Tal vez las únicas características comunes a todas ellas son su extrema delgadez -lo cual diferencia las cartas de las fichas u otros objetos utilizados para el juego- y la pertenencia a un grupo de elementos semejantes organizado según un criterio preciso. En cualquier caso, ambas características deben encontrarse inseparablemente unidas en el objeto que usualmente denominamos naipe.

El Origen

El origen de los naipes o cartas de jugar aún no ha sido establecido con precisión, a pesar de los grandes esfuerzos empleados en ello por los investigadores. Determinar la forma y el momento histórico que definen el origen de los naipes se ha revelado como una tarea enormemente compleja. Sin embargo, parece que encontrar al inventor de los naipes y explicar cómo se extendieron de un país a otro por todo el mundo debería ser una tarea más fácil. Después de todo, los naipes cuentan con poco más de 600 años de existencia en Europa: los primeros testimonios de naipes europeos son de finales del siglo XIV. A lo largo del siglo siguiente se extendieron por Europa con una enorme celeridad y, sorprendentemente, es posible conocer esta expansión no por los mismos naipes, sino por las numerosas prohibiciones de que fueron objeto los juegos de naipes en todo el continente.

Aunque no se ha podido conocer con precisión cómo se produjo esta rápida expansión, sí se conocen algunos de sus hitos, por medio de los cuales se han aventurado diversas teorías que descubrimientos posteriores han confirmado o desmentido.

Oriente y los primeros naipes

Los naipes llegaron a Europa procedentes de Oriente, pero no como un objeto tangible, sino en forma de descripción en los relatos y textos de distintos viajeros. De este modo se expandió por Europa la idea de los naipes, que generó posteriormente los diversos modelos de barajas «nacionales».

Afirmar que los naipes llegaron de Oriente es sólo una primera y poco exacta; aproximación a su origen, ya que esta evidencia sólo sirve como indicación de que no son una creación europea. A lo largo de la historia de la humanidad puede observarse que cada grupo humano, más o menos amplio, ha acuñado algún término para calificar a los otros grupos humanos distintos del propio. Para los romanos, por ejemplo, todas las tribus situadas al norte y el este de sus fronteras eran bárbaros, es decir, extranjeros. Lo mismo sucede con la denominación «Oriente»: en esa época (finales del siglo XIV, principios del XV), Oriente comprendía el norte de África, el sur de la península Ibérica ocupado por los árabes, el este europeo y los países asiáticos comprendidos entre los mares Mediterráneo y Rojo y el golfo Pérsico. También eran una parte de Oriente, como sucede en la actualidad, los países situados al este del Himalaya (Lejano Oriente). Por ello es obvio que señalar que los naipes procedían de Oriente no aporta demasiada precisión a la incógnita sobre su origen.

En cuanto a las vías por las cuales los naipes llegaron a Europa, también se han aventurado múltiples teorías. En un principio se adjudicó su introducción a los árabes, que tantas cosas trajeron a Occidente, pero los árabes no tenían cartas, ni su religión les permitía reproducir imágenes antropomorfas. En realidad, el único juego de cartas «árabe» conservado es turco. También se ha mencionado a los gitanos y sus barajas adivinatorias, pero cuando las grandes migraciones gitanas llegaron a Occidente hacía tiempo ya que las cartas eran sobradamente conocidas en Europa. Los naipes o cartas para jugar se han atribuido asimismo, a Marco Polo, quien los habría traído de China, pero parece que Marco Polo no llegó a China y que todas las historias que de allí contó las había oído en Oriente Medio. Otras teorías atribuyen la expansión de las cartas en Occidente a las Cruzadas, e incluso, durante mucho tiempo circularon historias atribuyendo la invención de las cartas a ciertos personajes (Vilhán, Nicolás Papin...) que en muchos casos resultaron ficticios.

El pretendido origen europeo de los naipes

Tradicionalmente ha existido un gran interés en demostrar el origen europeo de las cartas de juego. Se trata sin duda de un esfuerzo algo paradójico, cuando, como parece generalmente admitido, la idea de los naipes procede de Oriente. La respuesta a este enigma es sin embargo muy sencilla. La mayoría de las cartas utilizadas actualmente en todo el mundo son, en su concepción y características -cuatro palos, una serie de cartas numerales y tres figuras- de estilo europeo, así como la mayoría de los juegos de cartas (considerando que la mayoría de los juegos americanos y australianos también son de origen europeo). Las cartas llegadas de Oriente evolucionaron en Europa y desde este continente se expandieron hasta el último rincón del mundo, principalmente por medio de las barajas española e inglesa. Una muestra de esta influencia puede observarse en Japón, donde las misiones luso-españolas del siglo XVI -en esa época Portugal y el resto de los reinos de la península Ibérica estaban gobernados por un mismo rey: Felipe II; esta unión se prolongó hasta mediados del siglo XVII cuando, bajo el reinado de Felipe IV, Portugal volvió a separarse del imperio español- introdujeron, entre otras costumbres, el juego con las cartas de la baraja española, en especial la variante portuguesa. Así, «carta» se convirtió en karuta, «copas» en koppu, «oros» en oru y «caballo» en uma (literalmente, «caballo»). En Indonesia, la palabra «carta» se convirtió en kertu.

Fueran una creación europea o procedieran originalmente de Oriente, lo que sí parece claro es que las cartas iniciaron su expansión a través del continente europeo desde Italia. Por lo menos de ese país proceden los ejemplares y testimonios más antiguos. De Italia pasaron rápidamente a través del sur de Francia -o directamente a través del reino de Nápoles, entonces perteneciente a la corona aragonesa- a Cataluña y el resto de la península Ibérica. Las cartas de juego se extendieron hacia el norte hasta Francia y Alemania, dando origen a las barajas nacionales de ambos países. 


Desde Francia los naipes pasaron a Inglaterra, donde el modelo francés adoptaría la forma de la que actualmente se conoce como baraja inglesa. Excepto en el caso de esta última baraja, que fue llevada físicamente desde Francia hasta Inglaterra por los impresores y grabadores franceses, parece que las cartas de juego se transmitieron a través de las noticias y descripciones de los viajeros que cruzaban Europa. Ello explica el surgimiento de los diversos modelos de baraja europeos.


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