Según la leyenda, común a muchos puentes europeos de la Edad Media, Ponte del Diavolo, una proeza por su método constructivo y estilo, situado en la localidad de Borgo a Mozzano, en Italia, es el resultado de un pacto que sus constructores realizaron con el diablo. Emplazado sobre una antigua carretera a Roma proveniente de Francia, era un paso obligado en uno de los más importantes caminos medievales.
La leyenda del Ponte del Diavolo cuenta que sus constructores, convencidos de que nunca iban a poder concluir a tiempo la construcción del puente, se vieron obligados a pactar con el propio diablo, que se presentó en el lugar como si se tratara de un hombre de negocios. A cambio de contribuir a terminar el puente, el diablo se quedaría con el alma de la primera persona en cruzar el puente.
Agobiado por el peso de su pacto, el constructor del puente, al momento de la terminación e inauguración, decidió que el primero en pisar el puente sería un cerdo. Indignado por el engaño, el diablo se arrojó a las aguas del río Serchio y desde entonces, jamás se lo volvió a ver.
Historias y leyendas aparte, el Puente de la Magdalena, fue bautizado debido a la cercanía de una estatua a los pies de la construcción en honor a María Magdalena. Notable ejemplo de ingeniería medieval, el Ponte del Diavolo es desde el año 1.100 aproximadamente, un atractivo de la región y una imagen de postal imborrable que se conserva como si el tiempo no hubiese pasado.
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