En la guerra todo vale. Sin duda, las tropas aliadas siguieron esta frase al pie de la letra cuando, en 1943, crearon el «Ejército Fantasma» -una unidad formada por expertos en efectos especiales, actores e, incluso, tanques de cartón y caucho-, con la finalidad de hacer creer a los nazis que el desembarco aliado en Francia se realizaría al este de la costa y no en Normandía.
Durante la Segunda Guerra Mundial tanto los alemanes como los aliados, intentaron por todos los medios engañar al enemigo y de esta forma inclinar la balanza de la guerra a su favor.Mensajes cifrados, espías, sobornos o incluso ejércitos de mentira como es el caso.
La operación funcionó a la perfección, pues los alemanes enviaron instantáneamente notificaciones informando de que en Calais y Dunkerque (una ciudad portuaria alejada de Normandía) se esperaba la llegada de una gran flota aliada. De hecho, el anzuelo fue mordido de tal manera que incluso dispararon contra la flota fantasma del ejército invisible. Tras este engaño comenzó el sangriento desembarco de Normandía pero, como se suele decir, eso ya es otra historia.
Durante la Segunda Guerra Mundial tanto los alemanes como los aliados, intentaron por todos los medios engañar al enemigo y de esta forma inclinar la balanza de la guerra a su favor.Mensajes cifrados, espías, sobornos o incluso ejércitos de mentira como es el caso.
El Batallón Fantasma es el nombre con el que se conoce a un batallón de soldados estadounidenses que les fue encomendada la misión de engañar al enemigo de una forma peculiar.Esta 23ª unidad de las Fuerzas Especiales estaba formado por artistas, diseñadores, técnicos de sonido, agentes de prensa, maquilladores y fotógrafos profesionales, y su labor consistía en fabricar un ejército falso de tanques, jeeps y cañones hinchables. El objetivo era distraer al enemigo y así permitir que las verdaderas tropas avanzaran sin problemas.
El caso es que la misión fue un éxito rotundo, ya que no solo consiguieron engañar al ejercito alemán si no que se llegaron a dar verdaderas situaciones cómicas como relata uno de los supervivientes.
“Dos franceses con bicicletas se acercaron al perímetro”, explica el veterano. “No me miraban a mí, miraban por encima de mi hombro. Y lo que creyeron ver es a cuatro soldados que levantaban un tanque Sherman de 40 toneladas y le daban la vuelta. Me miraron a mí y miraron a la situación buscando respuestas... Y finalmente les dije: “los americanos son muy fuertes”.
Todos los miembros de la unidad tenía una insignia del ejército fantasma, que oficialmente no podía usar, con las leyendas en latín “vamos a simular lo que no existe“, y “lo que es real se debe camuflar“.
La operación funcionó a la perfección, pues los alemanes enviaron instantáneamente notificaciones informando de que en Calais y Dunkerque (una ciudad portuaria alejada de Normandía) se esperaba la llegada de una gran flota aliada. De hecho, el anzuelo fue mordido de tal manera que incluso dispararon contra la flota fantasma del ejército invisible. Tras este engaño comenzó el sangriento desembarco de Normandía pero, como se suele decir, eso ya es otra historia.
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