domingo, 25 de septiembre de 2011

El pequeño gran espía

Hoy en día cuando hablamos de espias inmediatamente nos viene a la mente la imagen del galán empedernido similar a James Bond o la femme fatale que al igual que Mata Hari atonta a los hombres con su belleza logrando sacarles todo lo que deseaba. Sin embargo, lo crean o no uno de los espías más prolíficos del mundo fue un hombre de solo 58 centímetros de estatura apellidado Richebourg.
Nacido en 1768 pasó sus primeros años trabajando como sirviente para una familia de Orleans, sin embargo a la edad de 21 prontamente sería reclutado por una de las facciones de la revolución francesa con el fin de convertirlo en un pasante de información al exterior. El método utilizado era para nada ortodoxo, Richebourg memorizaba el mensaje y acto seguido era rasurado y vestido como un bebe, siendo cuidadosamente tapado con una manta. Una vez disfrazado una anciana lo hacía pasar por la frontera bajo la inocente imagen de una criada paseando al hijo de sus empleadores. Con el tiempo la táctica fue variado y Richebourg a veces era dejado con su carrito al lado de oficiales del gobierno o guardias bajo la excusa de cuidarlo unos momentos mientras se iba a hacer unos recados. En ese lapso el diminuto espía trataría de captar algo de información de interés entre las charlas de los oficiales. Richebourg murió en Paris en 1858 a los 90 años de edad.

2 comentarios:

  1. Dios mío, es maravilloso y enfermo. Además de diminuto, longevo. ¿Noventa años?
    Brutal curiosidad, José Luís.

    (Por cierto, trataré de publicar mañana una artículo de dimensiones semejantes, por la curiosidad, incongruencia y simpatía de la historia).

    Un abrazo,
    Marc V.

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  2. Una "gran" historia jajaj.Mañana visitaré tus dominios.Saludos Marc.

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