lunes, 14 de noviembre de 2011

Una española en el Titanic

Creo que todos conocemos el caso del accidente marítimo más famoso de la historia, "el hundimiento del Titanic".
Películas, series, documentales... No son pocas las imágenes que hoy en día se pueden encontrar por la red.Pero hoy volvemos a la cubierta de ese barco de la mano de una de las españolas que sobrevivió a esa noche fría del 14 de Abril de 1912.
Y es que  el azar quiso que Fermina Oliva Ocaña,natural de Uclés (Cuenca) embarcara en el transatlántico más famoso de todos los tiempos. Fue la última superviviente española del Titanic y una de las pocas que recordaba con lucidez aquella tragedia.
Sin duda, fue el capítulo más amargo de su vida. Pero afortunadamante ese maldito día logró escapar de la muerte. Aquella noche marcaría un hito en la historia de la navegación y en la historia personal de esta mujer.

Fermina era una joven que se marchó de su pueblo a Madrid para ayudar a su familia, ya que el futuro no era muy prometedor en la casa de unos padres que ya no podían mantener a muchas bocas, por no decir que solo a las suyas. Primero se estableció como modista y después pasó a trabajar para el matrimonio Peñasco, como dama de compañía de la esposa. Fue por esa razón por la que embarcó en el Titanic.
Este matrimonio era una pareja de recién casados que llevaban más de año y medio viajando por toda Europa en una larga y costosa luna de miel. Además de los jóvnes esposos viajan con ellos Fermina y Eulogio, el mayordomo. Recuerda que la noche del hundimiento se encontraba cosiendo las ballenas del corsé de su señora."El mar esa noche estaba tan sereno como las baldosas de este piso", dijo en una entrevista Oliva. También confesó que mientras se hundía el buque, prefirió apartar la vista. "Momentos después me fijé en el punto donde estaba el barco y estaba totalmente vacío, como si se lo hubiera tragado una garganta misteriosa".
La pareja había mentido a la madre de éste, pues mientras estaban de luna de miel en París,y viendo la ocasión de poder prolongar su luna de miel a bordo del que se decía,el mejor buque del mundo, no lo dudaron y decidieron embarcarse. Para no preocupar a su padres los felices novios, encargaron a su mayordomo que enviara una postal diariamente durante dos semanas.
Peñasco, que así se llamaba el feliz novio murió en el naufragio y su viuda se volvió a casar. Oliva  después de aquella desagradable aventura se volvió a su pueblo de Uclés, donde murió en 1969. Nunca se casó y según la tradición familiar, no sólo no estuvo enferma ni un solo día de su vida, sino que se murió con plena lucidez mental. a los 96 años en 1969.
La vida de Oliva nunca llegara a la gran pantalla y tampoco se realizara un documental contando su odisea en la frías aguas del norte, en aquella noche,en la que sus ojos fueron testigos de la catástrofe que pasaría a la historia.

1 comentario:

  1. Interesante anécdota. Son estas historias las que luego se convierten en metáforas, en parábolas con moraleja.

    Un saludo.

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