Durante mucho tiempo se pensó que la aventurera y su ayudante, Fred Noonan, se habían estrellado con su bimotor, el Electra, en aguas del Pacífico. Hundiéndose en la profundidades del océano.
Sin embargo, Gillespie y otros investigadores llevan investigando desde 1989 la posibilidad de que la pareja se estrellase en Nikumaroro, una pequeña isla desierta de la república de Kiribati, en el sudoeste del Pacífico.
Ahora, su hipótesis parece reforzada por el hallazgo de varios objetos - fragmentos de un cuchillo y de una jarra de cristal- en la isla, que se suman al descubrimiento en 1940, de fragmentos óseos de una mujer caucásica cuyas características coincídian con las de Earhart. Gillespie tiene la esperanza de que los restos contengan trazas de ADN que puedan analizarse y cortejarse con otros restos de la aviadora. De ser así, el hallazgo demostraría que Earhart y Noonan fallecieron como náufragos en la isla de Nikumaroro, y no ahogados en las aguas del Pacífico.
El gobierno de Estados Unidos ofreció ayuda en el análisis de fotografías y en las negociaciones con la República de Kiribati –de la cual depende la isla–, pero la búsqueda se realizará con fondos privados. Robert Ballard, el oceanógrafo que descubrió los restos del Titanic en 1985, ofreció su apoyo, aunque se muestra incrédulo de hallar los restos del avión.
Como bien dijo uno de los involucrados en el proyecto, éste uno de los grandes misterios de la historia contemporánea, probablemente el último gran misterio sin resolver del siglo XX.
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